En esta escena Perfume de mujer dirigida por Martin Brest. El personaje coronel Frank, que es ciego, llega al restaurante de lujo con su lazarillo Charlie y le Frank le pide permiso para compartir la mesa.
Donna acepta, sin embargo guarda cierta timidez en su mirada y parece no estar agusta con ellos.
Luego, Frank la invita a bailar el tango, pero ella tiene miedo a equivocarse pues no sabe bailar muy bien. El le dice que en el tango uno no se puede equivocar, es por ello que Donna pierde el miedo y baila con el en la pista, al compás de un suave y relajante tango. Donna, finalmente, baila sin temor algunos y ambos se dejan llevar por la música, siendo ya no dos sino uno.
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